Artículo de Juan Carlos Vizcaíno
Aunque hasta 1936 se produjeron algunos indultos particulares de distinta índole, e incluso en 1933 se celebró en la Explanada una insólita “Festa dels Indultats”, 1940 es al año en el que se instaura en el programa de les Fogueres de Sant Joan la denominada Exposición del Ninot, como marco parea someter a votación popular el “Ninot Indultat” de cada año.
Alicante adoptaba, por tanto, la singular iniciativa instaurada en las Fallas de Valencia en 1934. Y lo cierto es que muy pronto en la ciudad, la muestra apareció como un atractivo preámbulo anual a nuestras fiestas que inauguraba siempre un pasacalles, animando el ambiente festero, en unas celebraciones de décadas atrás, de mucha menor enjundia que la de nuestros días. Y fue en el mencionado 1940, cuando se produjo el primer indulto, correspondiente a la figura de homenaje al “Dulzainero Talento”, que Juan Esteve modeló para la foguera de San Fernando-Lonja.
LA TRAGEDIA DE UNOS NINOTS PERDIDOS
Desde entonces, se ha sucedido una larga andadura de esta muestra, que en esta ocasión celebrará su edición número 78. Una historia que ha conocido múltiples emplazamientos, y ha vivido igualmente la salvación del fuego de numerosas figuras, que posteriormente eran quemadas en sus propios monumentos, e incluso algunos autores –como Ramón Marco- trasladaban a sus talleres, para posteriormente incorporarlas a hogueras o fallas plantadas en otras ciudades, donde finalmente se consumían bajo las llamas. Está trágica dejadez, en la que tuvo mucha importancia la ausencia durante décadas de un recinto que pudiera albergada debidamente conservadas, ha permitido la tragedia de la pérdida de figuras indultadas, obra de Ramón Marco, Adrián Carrillo, Agustín Pantoja, Jaime Giner, José Gutiérrez… Todo un patrimonio que nos hubiera permitido apreciar la evolución de las técnicas de realización de fogueres, y que en cierto modo permitió que esta muestra, que ya en aquellos tiempo registraba miles de visitantes, haya perdido para siempre, ninots que hubieran podido mantener nuestro pasado. Y todo ello, hasta el punto que resulta casi imposible completar la relación de figuras indultadas, o más aún la galería gráfica de todas ellas.
Al margen de dichas carencias, durante décadas la Exposición del Ninot concitó el interés del público alicantino, aunque no se puede negar que más allá de las figuras elegidas, en líneas generales, y a tenor de las imágenes que nos quedan de lejanas muestras, no dejaban de representar la tosquedad característica de Alicante a la hora de recrear los ninots de sus fogueres. Oscilando en diversos emplazamientos con el paso del tiempo –incluso en alguna ocasión, esta se ubicó en el hall del Teatro Principal-, lo cierto es que a partir de los años setenta, los bajos del ayuntamiento servirían como marco de una convocatoria, en la que durante muchos años las figueras expuestas –no todos los distritos participaban- solo aparecían señaladas con un número, y sin seña distintiva de sus hogueras y artistas de pertenencia.
Recordemos igualmente como en 1954, y durante pocos años, se incorpora al programa de actos la Cabalgata del Ninot, que en 1957 se suprime, según relatan las crónicas, debido al mal gusto que esta representaba. En cualquier caso, uno recuerda de pequeño como en la Entrada de Bandas muchas comisiones aprovechaban la ocasión, en los años sesenta y setenta, para retirar las figuras que habían llevado a la muestra. Incluso en aquellos años en los que el hombre aún no había incorporado el traje de foguerer en su indumentaria, algunas comisiones se disfrazaban según la figura portada, incorporándola como comparsa en la Entrada de Bandas.
LA EXPOSICIÓN COMIENZA A TENER VIGENCIA
Para la pequeña historia de la celebración, señalemos que el Ninot Indultat más antiguo que se conserva –presente en el Museu de Fogueres instalado en los bajos de la Casa de la Festa-, corresponde a la “Bruja” realizada por Pedro Soriano para la foguera del Mercado Central en 1976. Por fortuna, y años antes de erigirse como un referente artístico en nuestra plástica, Soriano tuvo la intuición de salvaguardar las figuras que indultaba, y que se prolongaría a partir del inicio de sus aportes, representando a significativos personajes de la fiesta y la ciudad –Gastón Castelló, Otilio Serrano, Pepe Espadero, Tomás Valcárcel, José Ángel Guirao, Enrique Cerdán Tato…-, que forman ya parte de nuestro patrimonio foguerer.
Será en 1980 –año en que se recuperará de manera definitiva la Cabalgata del Ninot en el programa de fiestas-, cuando la exposición incorpore la figura del Ninot Indultat Infantil –faceta que prolongará hasta 1982-, y en 1987 se realizará la primera Exposición del Ninot Infantil, en los salones de la desaparecida Caja de Ahorros Provincial, ubicada en la calle Mayor. Durante algunos, años, se produjo una dualidad en los indultos –uno por votación popular, y otro en ocasiones por la Comissió Gestora o el propio Ayuntamiento-. Y en 1990, para promover la participación activa de aquellos distritos reacios a participar en una muestra que en la que no tenían posibilidades, se crearán los premios a los mejores ninots por categorías.
1988 es el año en el que la exposición abandona los bajos del Ayuntamiento, realizándose en la sede del Palacio de Conde Lumiares –sito en la calle Gravina-, marco en el que se reiterará hasta 1993. Al año siguiente, unas inesperadas grietas registradas en dicho recinto, forzarán a la Comissió Gestora a recuperar los bajos del edificio consistorial. Sin embargo, el enorme aumento de participación registrado desde se abandonara dicho recinto, provocó una caótica muestra, en la que incluso figuras infantiles se depositaron en las escaleras de acceso al salón central.
LLEGA LA GLORIA; LLEGA LA LONJA
Por fortuna, 1995 permitió la utilización de la recién inaugurada Sala de Exposiciones de la Lonja del Pescado, que desde entonces aparece como un marco elegante y espacioso, permitiendo una extraordinaria dignificación de esta muestra, que todavía hoy a mi juicio, y por diferentes motivos, aparece como la más valiosa desarrollada en toda la Comunidad Valenciana dentro del arte efímero valenciano. A partir de 1996, se expondrán las figuras según sus respectivas categorías, así como se recuperará el pago de una entrada-voto. Al año siguiente, y no sin polémica, se incorporarán medidas para evitar grupos de enormes dimensiones, y pocos años después se impondrá la obligatoriedad en la participación de todas las hogueras y hogueras infantiles, que incluso en el ya citado 1996, aportó la posibilidad de participación de figuras representando a barrracas, con la posibilidad de obtener un premio específico.
Lo cierto y verdad es que en los últimos años, las Exposiciones del Ninot han adquirido una enorme distinción, en la que cabe destacar el extraordinario aporte de artistas de toda nuestra región, permitiendo la confluencia de una admirable mezcla de estilos, y un nivel de calidad en verdad elevado. Lo que resulta curioso, es que encontrándose esta muestra en su mejor momento, y contando además con un generoso calendario de fechas, sus visitantes no superen en moso alguno los cinco / seis mil ¿Falta de una mayor promoción, o constatación de un límite en el atractivo que nuestro aporte plástico impone al conjunto de la ciudadanía? Quizá sea la confluencia de ambas vertientes. En cualquier caso, lo que es innegable que los amantes de la foguera como esencia de nuestra celebración, vivirán de nuevo una apreciada antesala, de lo que las noches del 19 y 20 de junio, se expondrá en las calles y plazas de la ciudad, con motivo de nuestras entrañables Fogueres.