Fran Santonja tuvo claro desde bien pequeño que se dedicaría a estas lides del arte efímero, cuando en las rodillas de su abuela veía una y mil veces los bocetos de aquel libro que le maravillaba, una publicación que por aquel entonces era prácticamente la única en papel que se publicaba en la ciudad con respecto a la fiesta de Fogueres. Era la revista Festa 82 y se repartía los días previos a los días grandes de Fogueres. Juntos disfrutaban de la sorpresa de los nuevos bocetos y sus estéticas además, aventuraban cual sería la más arriesgada, colorista o monumentalista en la calle.

Tras algunos años, sobre 1987, comenzaron a llevar a Fran a unos talleres que existían en el barrio de La Florida, donde actualmente se encuentra el ambulatorio de Babel. Aquello era un paraíso en el que convivían algunos de los mejores de la época: Javier Mayor León (al que siempre ha considerado su referente), Paco Granja y su hijo Ricardo, Antonio y su vástago Juan Carlos Asensi (que todavía sigue activo plantando en toda la Comunidad) , Mauricio Gómez ( padre de la saga Gómez-Fonseca), etc

Poco a poco, Santonja fue bebiendo de esas fuentes, comenzando a aprender el oficio desde abajo, buscando de forma incansable su estilo propio. Algo que llegó enseguida, ya que en su primera foguera infantil, la que plantó en el año 1992 en la plaza de Pio XII, ya se podía adivinar su estética futura. Aquel debut además supuso un gran éxito, pues con ese monumento cuyo lema rezaba «Un paraíso llamado Alicante» y militando en la que por aquel entonces era la quinta y última categoría, obtuvo el galardón al mejor ninot. Desde aquel día comenzó a fraguarse esa corriente de seguidores de Santonja, que le han seguido de forma incansable a lo largo de su trayectoria.

A partir de aquí, siete años de andadura por las categorías infantiles, hasta que en 1998, dio el salto a las adultas, realizando monumentos en todas las categorías y recorriendo todos y cada uno de los puntos de la Comunidad.

Valora de forma positiva los cursillos que realiza el Gremio de artistas y artesanos de Alicante (al que también pertenece) en colaboración con el Exmo. Ayuntamiento de la ciudad, “ ojalá hubieran existido en nuestra época, sobre todo las asignaturas de áreas comerciales y empresariales”. Cree que de ellos nacen muchos artistas pero pocos equipos, y que ese precisamente, debe ser el área de mejora en un futuro.

Fran Santonja fue foguerer infantil, llegando a ostentar la presidencia de la hoguera de Francisco Albert, esa época ya es pasada aunque reconoce que nunca ha dejado de pulsar a los foguerers y ciudadanos de nuestra ciudad en el día a día, ya que esa es precisamente la fuente de inspiración sobre todo a la hora de realizar las criticas en sus monumentos. Ya que si de algo está Santonja convencido es que el arte es popular, “del pueblo y para el pueblo” .

Ser artista de Fogueres, tiene una trastienda dura, por ello Fran en ocasiones ha pensado en tirar la toalla, pero enseguida cambia el chip, y busca cualquier excusa para generar de nuevo esa positividad e ilusión necesarias para seguir adelante.
Es un artista joven, pero de larga trayectoria, a la que le queda muchísimo camino por recorrer. Le quedan varias ilusiones y proyectos por culminar, uno de ellos sería ver una mayor implicación de la ciudad con la fiesta y su mayor conocimiento en el tema artístico.

Santonja lo tiene claro y piensa que la clave está en la educación, creyendo firmemente que los niños deben aprender en las escuelas esa parte de la cultura alicantina: “ enseñemosles nuestros recuerdos para que ellos creen nuestro futuro”.

Otro de sus sueños es realizar su gran proyecto, ese que lleva guardado en el cajón esperando que vea la luz, el que retoca de vez en cuando, su mejor foguera. Desde su taller y poco a poco, sigue su camino de fuego, con esas ideas, bases de datos que saca de su cabeza en forma de diseños para seguir creando nuevas formas, llenando cada rincón de arte, como en Elda, donde ya ha superado los 20 años ininterrumpidos de plantà de Fallas, o San Vicente del Raspeig, ciudad en la que lleva plantando ya 12 años, muchos de ellos con la hoguera Lillo Juan.

Ve el futuro con optimismo, comenzando por esta semana en la que volverá a Lillo Juan de San Vicente con la máxima ilusión, plantando «En busca del paraíso».

Fran es plenamente consciente de que cada día cuenta, y cada obra será valorada con lupa en la calle, por eso se siente decidido a seguir apostando por el que sin duda piensa es «el trabajo más bonito del mundo» y el que «si volviera a nacer, volvería a elegir»