Artículo de Juan Carlos Vizcaíno
Cuando el 21 de junio de 1945, el entonces presidente de la Comisión Gestora, Ramón Guilabert Davó, daba lectura al Pregón de Fiestas que le había escrito Tomás Valcárcel Deza, delegado artístico de la entidad, estoy seguro que jamás podría imaginar no solo que instauraba el inicio oficial de nuestras fiestas, sino que este se prolongaría con fuerza hasta nuestros días.
La medallista olímpica Alejandra Quereda, pronunciará esta tarde la proclama más madrugadora de la historia de les Fogueres y, al mismo tiempo, la número setenta y tres de la historia de nuestra celebración.
Durante décadas, desde su instauración, el pregón se realizaba la citada noche del 21 de junio, entonces cita de la plantà. Previamente o a su culminación se programaron actos ya desaparecidos como la Ofrenda de la Huerta a la Ciudad u otras convocatorias de menor calado. Todo ello, hasta que legada la década de los sesenta, Tomás Valcárcel ya como presidente de la Comisión Gestora, tiene la intuición de adelantar la Entrada de Bandas, que anteriormente se realizaba la mañana del 22 de junio, e incorporándola tras la celebración de este inicio oficial de la Fiesta. Con ello, por un lado lograba que el colectivo foguerer estuviera presente en el acto, y que realmente se viviera el inicio de nuestras jornadas centrales. Fue algo que se prolongaría hasta 1979, viviendo por un lado un inicio lleno de fuerza, pero al mismo tiempo –y sobre todo según iba aumentando el censo de comisiones y festeros-, comprobar reiteradamente como estas retornaban a sus distritos la noche de la plantà, en ocasiones bien entrada la madrugada. Cierto es que en aquellos tiempos ni había racós, y las fiestas se vivían con mayor simplicidad. Con los cambios que les Fogueres vivieron en 1980, se acordó –no sin polémica- adelantar el pregón al fin de semana previo a la plantà, realizando a continuación la recuperada Cabalgata del Ninot. Muy pronto caló tal combinación de actos, hasta tal punto que durante bastantes años era común ver la Plaza del Ayuntamiento repleta de festeros disfrazados, para asistir a ese inicio oficial de fiestas. Sería en 1996, siendo Andrés Lloréns Fuster presidente de Comisión Gestora, cuando se incorporó como parada previa al mismo la denominada Entrada del Pregón, que sirvió para dignificar definitivamente el inicio de las fiestas, y cuya fórmula, seguida con mayor o menor fidelidad, perdura en nuestros días.
Son todo ello, facetas que envolvieron la celebración del Pregón de Fiestas, que durante seis ocasiones pronunció de manera consecutiva el alcalde Paco Alberola (1949 a 1954), y que Tomás Valcárcel (1961 y 1978) y Gastón Castelló (1960 y 1980) protagonizaron en dos ocasiones. Un pregón que tuvo que llegar a 1976, para que lo pronunciara una mujer por vez primera –la académica y escritora Carmen Llorca-. Que no dejó de vivir ela protesta de sectores que reclamaban una democratización de las fiestas –pregones de Vicente Ramos y Valcárcel, en 1977 y 1978-. Que albergó en su andadura con el aporte de personalidades de prestigio como el actor Alberto Closas (1968), el periodista radiofónico José Ramón de la Morena (1995), el periodista José Luis Balbín (1996), o el actor José Luis López Vázquez (2005). Y que en plena década de los ochenta, vivió ediciones tensas, como la lamentable pitada sufrida por el pregonero de 1985, Cipriá Ciscar (Conseller de Cultura), o el lanzamiento de huevos hacia la figura del Gobernador Civil de Tarragona, el villenero Vicente Valero, en 1986.
Fueron tiempos por fortuna superados, y hoy día atesorando setenta y dos pregones en las espaldas de les Fogueres, podemos recordar citas tan multitudinarias como la de 2007, al elegir al actor alicantino Alejandro Tous, entonces en plena popularidad por su protagonismo en la serie “Yo soy Bea”, que motivó la afluencia no solo de una abarrotada Plaza del Ayuntamiento, sino en el pequeño desfile previo, además de reflejar dicho acto en todas las revistas del corazón del país. Muchos han sido los pregones que han hecho historia por su especial emotividad. Personalmente, citaré aquellos que más me emocionaron desde que vengo asistiendo a este acto en 1986. Recuerdo la emoción y pasión que desplegó Antonio Fernández Valenzuela en su tribuna de 1988, repleta de referencias y nombres ligados a esta tierra. O la elegancia que desplegó Asunción Valdés Nicolau en su disertación de 1990. Sin embargo, no puedo dejar de considerar que fue el escritor Fernando Sánchez-Dragó, con orígenes personales ligados a nuestra ciudad, el que pronunció el año 2000 el pregón más preciso. El que dio más en la diana al definir la entraña de nuestra Fiesta. El espíritu de nuestra ciudad. La singularidad de estas fiestas, que se inician dentro de unas horas, quizá de manera irreflexivamente demasiado adelantada, o con la reiterada ausencia de un arrebato de fuegos artificiales, que venimos echando de menos, año tras año. Sin embargo, no importa…
¡Visquen les Fogueres 2017!